El desarrollo de Kandinsky hacia la abstracción encuentra su
justificación teórica en "Abstracción y empatía" de Wilhelm
Worringer, que se había publicado en 1908. Worringer argumenta que la jerarquía
de valores al uso, basada en las leyes del Renacimiento, no es válida para
considerar el arte de otras culturas; muchos artistas crean desde la realidad
pero con un impulso abstracto, que hace que las últimas tendencias del arte se
den en sociedades menos materialistas.
Kandinsky, al igual que Piet Mondrian, estaba interesado
también en la teosofía, entendida como la verdad fundamental que subyace detrás
de doctrinas y rituales en todas las religiones del mundo; la creencia en una
realidad esencial oculta tras las apariencias, proporciona una obvia
racionalidad al arte abstracto.
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